Anoche celebramos nuestro Bocados de Creatividad con una edición especial verano en la que tuvimos la suerte de asistir a una conversación a dos bandas entre fotógrafas: Bea Gaspar y Mónica Bedmar, hablando sobre creatividad y sensibilidad.
Mónica fue una de las primeras personas que confió en Hello! Creatividad con su curso Un paseo por lo invisible, cuya primera edición se celebró en 2013 y que, año tras año, sigue enganchando por la sensibilidad y creatividad que desprende su profesora; Autorretrato: intimidad y belleza, su último curso en H!C, es una guía de inspiración para aprender a usar la fotografía como medio para conocerte a ti mismo.
El creativo nace, ¿o se hace?
Esa es, quizá, la pregunta del millón. Junto a Bea, Mónica hizo un repaso por su infancia, marcada, quizá, por su abuela, modista, con la que recuerda haber pasado tiempo en el taller pintando y creando, porque allí tenía un montón de materiales siempre a mano.
Nos contó que siempre tuvo claro que ella no quería dedicarse a algo que la tuviera encerrada en un despacho; que se recuerda siempre observando, desde muy pequeña: por la ventana, tumbada en el suelo mirando el techo e imaginando historias… Vivimos preocupados por que nuestros hijos guarden tal y cual recuerdo, por darles experiencias y enseñarles cosas, pero en realidad ellos lo viven todo distinto, más relajado.
Nunca sabes qué es lo que te va a marcar. Puede ser cualquier detalle.
De la universidad, donde estudió publicidad y diseño gráfico, se queda con lo que le enseñó uno de sus profesores al llevar una caja de cartón a clase y preguntar: “¿qué creéis que hay en la caja?”. Tras pensar un buen rato qué era lo que se esperaba de una estudiante de publicidad, escribió en el papel “Nada” creyendo que su respuesta sería original, pero pronto se dio cuenta de que estaba equivocada… más de la mitad de la clase había escrito lo mismo que ella. Pero sí que se le quedó grabada otra respuesta: “En la caja hay un bote de Nutella que mi madre ha escondido para que no me lo coma”.
La valentía de esa chica de 18 años a la que no le importaba lo que pensaran los demás me enseñó que esa caja no estaba vacía, sino llena de todo lo que yo quisiera. Eso era lo que tenía que enseñar al resto.
Su primer contacto real con la fotografía fue a raíz del tiempo que estuvo trabajando en Ámsterdam; ya había vuelto a España cuando la llamaron para decirle que habían usado sus fotografías para un moodboard y el cliente se había enamorado de ellas. Fue su puerta de entrada en el mundo de la fotografía. Se atrevió a decir que sí, aunque le aterraba, y se dio cuenta de que había sido una gran decisión.
Sea you soon, su proyecto más personal
Un libro de edición limitada que hizo junto a Leire Galarza, y que no estaba pensado como libro sino como experimento, sin ningún tipo de pretensión. La idea surgió porque su amiga Leire, médico pero apasionada de la fotografía también, estaba en Canarias en un proyecto y le sugirió que fuera allí para hacer fotos juntas y “ver qué salía”.
Todas las fotos son en analógico de Sea you soon; usaron varios de los carretes para experimentar con la doble exposición, rebobinando el carrete una vez hechas las fotos para volver a disparar sobre ellas y ver qué salía al final. Todas las fotos hechas así contienen una primera vuelta de Leire, o de Mónica, y la segunda vuelta de la otra persona; es su forma de entremezclar estilos, de mezclar las fotos de una con las de la otra.
Mandaron a revelar los carretes a un sitio pequeñito que conocían en Galicia, y publicaron el resultado en sus blogs. Y ahí había quedado el proyecto cuando la editorial holandesa Sunday morning and the river las vio, se enamoró, y les ofreció publicarlas.
Si hablamos en porcentajes, el de tus proyectos personales debería ser superior al de los profesionales. Con lo personal puedes llenar tu caja con lo que tú quieres; es más auténtico, no dependes de nadie más.
La creatividad y sensibilidad de Mónica
Le gusta buscar inspiración en los libros, y no tanto en las fotografías de otros. De hecho, ha dejado de hacer cosas porque alguien lo había hecho ya antes.
La magia de los libros es que te llevan a imaginarte cosas que salen de ti; sí, a partir de palabras de otros, pero tú eres quien transforma en imágenes esas palabras, y si otra persona cogiera esas mismas palabras, el resultado sería totalmente distinto.
Mónica profundiza en conceptos con esa sensibilidad tan característica de ella; lo cuenta y muestra es porque le sale de dentro. Son sus vivencias. Vivencias que tenemos todos; sólo hay que saber encontrar la manera de explorarlas.
No todo el mundo se aprecia, conoce o mira, y a través de la fotografía se puede hacer.
¿Qué opinas de las redes sociales?
Son un ejemplo de lo fácil que es juzgar sin saber. Tendemos a hacernos una idea de la imagen que proyectan los demás, sin saber qué es lo que hay detrás de esa foto.
El problema es que tenemos miedo a salirnos del camino; si el resto hace una cosa, es fácil que perdamos el criterio y lo hagamos igual, por aquello del “¿y si…?”. Ese es el poder del pensamiento de masas. Pero a nivel creativo hay que aprender a hacer lo contrario, a no dejarse llevar.
Me gusta especialmente una canción catalana que dice ‘La vida que nos perdemos, no existe’. Y es verdad. Céntrate en lo que haces, y olvida todos los ‘¿que habría pasado si…?’
El proceso creativo de Mónica Bedmar
Intenta siempre quedar presencialmente con el cliente, porque no es lo mismo que te manden un email a charlar cara a cara con la gente, y trabaja todos los proyectos como si fueran para ella; los hace suyos para sacar lo mejor de sí.
Con el tiempo ha aprendido a escoger lo que quiere hacer, a perder esa inseguridad de ofrecerle al cliente algo que cree que le puede gustar pese a que no sea exactamente lo que le ha pedido. A decir “Vale, te presento lo que me pedías, pero te presento también esto otro que creo que te va a gustar”.
El día de la sesión de fotos le gusta dejarse llevar; no suele llevar nada preparado (sí pensado), y nunca pierde ese “miedo” a la sesión, algo que cree que es importante no perder para que no se convierte en una rutina más.
Hay que tener la capacidad de reaccionar y de decir: a ver qué sale. Mi único miedo real es a perder la copia de seguridad.
Sus estudios en publicidad hacen que piense las cosas de otra manera: el olor, el color o las sensaciones que tienen las fotos que busca.
En las sesiones no es metódica; se deja llevar por el espacio y el momento, por los modelos y la forma que tienen de interactuar también en los momentos entre una foto y otra, que es cuando le dan sus fotos más espontáneas y naturales.
Sí que es metódica luego, en el momento de descargar las fotos y trabajar sobre ellas. ¡Cómo para no serlo con una pareja como Álvaro Sanz! Y su momento preferido es la selección de fotos.
Maternidad y creatividad
Mónica nos contó que con su primera maternidad lo pasó mal, porque no le daba tiempo a nada, y ella es una persona que necesita sus tiempos para pensar y producir cosas. De hecho, al principio estaba hasta enfadada porque veía que el poco tiempo que tenía disponible para ella no era suficiente para sacar el trabajo como a ella le gustaba.
No quería ser solo la madre de Alma; como mujer, la dualidad de la maternidad me parece agotadora. Por suerte luego todo encaja.
El cambio, en su caso, vino cuando decidió incluir a Alma en sus proyectos. De ahí surge su proyecto Inocencia, en el que se mezclan fotografías e imágenes suyas con las pinturas de su hija Alma.
Pero los niños también te hacen parar y observar el mundo que te rodea de otra manera; de una forma más pausada. Y eso lo ha agradecido mucho también.
Por último, antes de subir a disfrutar de una cerveza Alhambra bien fresquita, abrimos una ronda de preguntas donde surgieron cosas muy interesantes como la importancia de conocerse a uno mismo a través del autorretrato, de huir de las expectativas irreales y centrarnos en lo que de verdad vemos y sentimos, de pensar en el momento en el que estás y no dejarlo pasar, de la importancia de retratarlo para poder volver a ello con el paso del tiempo.
¡Muchísimas gracias, Mónica, por acompañarnos siempre!
¡Os esperamos en el próximo Bocados!
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