En Hello!Creatividad llevábamos mucho tiempo queriendo conocer las rutinas creativas de Manu, pero a los artistas muchas veces les falta tiempo; sobre todo a los que, como Manu, siempre están buscando nuevos proyectos y exposiciones y retos, como él mismo nos lo cuenta.
Manu Campa, artista madrileño de estilo figurativo y realista, ha dedicado siempre su obra a alguna de sus pasiones. Empezó retratando animales, de ahí pasó a las bicicletas y al paisaje urbano influenciado por su vida en Malasaña, y ahora mismo lleva unos años centrado en otra de sus pasiones: los coches clásicos.
Lo primero que nos cuenta Manu es que su rutina es mucho más monótona y disciplinada de lo que podrías pensar cuando te imaginas la vida de un artista; o eso piensa él, os va a encantar.
Os dejamos con ella:
Me levanto temprano para desayunar con los niños y a las 8.30 a.m. estoy siempre en el estudio. Desde hace unos años vivo y tengo el estudio en El Pardo, un lugar muy especial situado a 10 minutos de Madrid. Voy al estudio en bici, como cuando vivía en Malasaña y me movía en ella por el centro.
Al llegar al estudio siempre comienzo el día con los e-mails, retoque de fotos de cuadros, gestionar cosas de redes sociales y demás. Paso mucho más tiempo delante del ordenador del que me gustaría, pero hasta que se vende un cuadro o se cierra un encargo son habitualmente muchos los e-mails que hay detrás.
No es un proceso al que la gente esté acostumbrada, hay muchos flecos por definir y deben confiar en gran medida en mi criterio para lanzarse a comprar o encargar una obra. Intento aplicar a mi vida esta confianza que mis clientes depositan en mí cuando yo estoy en la otra parte del diálogo: si contrato a un arquitecto, paisajista, decorador o similar, siempre intento ser ese cliente discreto y confiado que me gusta tener a mí.
Es habitual que tenga alguna reunión por las mañanas, ya que siempre ando con varios proyectos en marcha. Eventos con alguna marca, un encargo especial, alguna entrevista o un viaje de trabajo… Algunos de los proyectos tardan más de un año en ejecutarse, hay mucho tiempo y dedicación detrás de ellos. Siempre me han gustado mucho los retos y salir de mi zona de confort, por lo que suele ser fácil que me deje liar con proyectos de lo más variopintos. Este otoño, por ejemplo, tuve que pintar por primera vez un coche; pero no en un lienzo, sino en la carrocería, que pasó a ser mi lienzo en blanco. ¡Menudo reto!
Por la tarde, cuando por fin bajan el ritmo teléfono y e-mails, llega mi momento favorito del día: cuando puedo coger el pincel y pasarme 4 horas seguidas pintando un cuadro y profundizando en él. En ese momento las horas vuelan, por lo que intento no distraerme con nada y sumergirme pintando mientras escucho algún podcast relacionado con la pintura, historia o música.
Estos últimos años los viajes relacionados con trabajo han bajado mucho, pero por fin llegan de nuevo eventos y exposiciones por el mundo. Este mes, por ejemplo, hemos podido volver tras dos años a Miami. Tenía muchas ganas de volver a retomarlos. La última exposición que hice fue en Tokio y estoy deseando repetir la experiencia en otros lugares.
Soy inquieto y ambicioso por lo que siempre estoy con la caña lanzada viendo con qué evento puedo colaborar o en qué exposición podría participar. Estados Unidos y México son mi propósito expositivo para el próximo año.
Puedo contaros que estoy feliz por haber cerrado por fin una exposición en solitario aquí en Madrid, en septiembre, cuatro años después de la ultima que hice aquí. Será un encuentro maravilloso con amigos y clientes (¡enhorabuena Manu, iremos sin falta!).
Tengo además la suerte de contar siempre con la ayuda de mi mujer para todas las gestiones administrativas, con las que yo no podría solo; es una parte fundamental del equipo. Ella es quien se encarga de poner un poco de orden en todo el caos que a veces es mi cabeza. Hacemos un gran equipo.
Un gran reto que tenemos los artistas es la evolución de nuestra obra. Yo llevo ya 6 años muy centrado en los coches clásicos como motivo de mi pintura y no quiero estancarme aquí. Hay mucho por explorar, pero la línea de trabajo debe seguir un ritmo evolutivo coherente y el camino no es fácil a veces. Surgen dudas para acertar no solo con el gusto del público, sino con el de uno mismo.
No es sencillo trabajar tantas horas solo y estar en modo ON, positivo, alegre y con ganas de atacar el siguiente cuadro. Pese a lo exótico del trabajo para cualquiera de fuera, para mí es algo en lo que llevo metido 14 años y que ha cambiado muy poco desde el principio.
Han subido las horas de dedicación, la popularidad, y por suerte también los precios de los cuadros. Pero el resto es parecido: encontrar el lenguaje para que un cliente adquiera un cuadro que desea y que se lleve un pedazo de mí que le haga muy muy feliz. No puede haber clientes que no estén satisfechos con la experiencia. Esa inspiración a veces, por lo tanto, desaparece y hay que encontrar trucos de los que hacer uso cuando esto falla.
Uno de lo más habituales para mí es trabajar con varios cuadros a la vez. Esto hace que cuando algo falla en uno con el que estás trabajando, puedas dejarlo apartado y seguir con otro que sí esté funcionando. Hay cuadros que van de bien a mejor y cuadros que van de mal a mejor.
Hay cuadros que al principio no funcionan (para mi gusto) y que requieren mucho esfuerzo para “levantarlos”. Se produce una lucha con uno mismo para que paso a paso mejore, pensando solo en la meta final. Por así decirlo, estos cuadros son parecidos a una maratón. Cuando llevas la mitad de camino solo te ayudará a terminar la carrera pensar en el último kilómetro, en la meta. ¡Todo lo que hay en medio no necesariamente es agradable!
Por último, no puedo terminar sin contaros la parte más emocionante de mi trabajo que para mí es, sin duda, la entrega de los cuadros. Al principio la inseguridad hacía que fuera un momento que no terminaba de disfrutar, pero ahora, con el paso de los años, ha pasado a ser uno de mis favoritos.
Hay mucha gente que se emociona de verdad con el resultado y es sumamente gratificante verlo y sentirte “responsable” de ello. ¡Es todo un subidón que solo me anima a mejorar aún más para el siguiente!
Gracias Manu por compartir con nosotras y nuestra comunidad tu forma de trabajar.