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La rutina creativa de Pilar Franco

Volvemos con la sección "Rutinas Creativas", una vez más, que ha calado hondo en muchos de vosotros, y no sabéis lo que nos gusta que encontréis inspiración en personas que nos inspiran a nosotros. En el post de hoy hablamos de la rutina creativa de Pilar Franco. Pilar Franco es escritora,...

La rutina creativa de Pilar Franco

Volvemos con la sección “Rutinas Creativas“, una vez más, que ha calado hondo en muchos de vosotros, y no sabéis lo que nos gusta que encontréis inspiración en personas que nos inspiran a nosotros. En el post de hoy hablamos de la rutina creativa de Pilar Franco.

Pilar Franco es escritora, diseñadora gráfica, directora de arte y hace sus pinitos en la fotografía. Toca muchos palos y, a priori, muy diferentes, por eso le hemos invitado a compartir con nosotras en el blog algunas de sus rutinas creativas.

rutina creativa de pilar franco

Pilar Franco (@piluro). Escritora y diseñadora

En principio no tengo una rutina fija ni una pauta para que se desate mi creatividad; más bien diría que mi rutina creativa se llama “dispersión”. Aunque la palabra pueda tener una connotación negativa, para mí significa tiempo para experimentar, encontrar nuevos caminos, explorar otras disciplinas totalmente diferentes a aquella en la que esté inmersa. Si tengo que decir que tengo una rutina: es la exploración.

La dispersión, por un lado, puede parecer una forma de perder tiempo porque trabajas en muchas cosas que no van a salir, que no verán la luz, que parecen no servir… En este mundo de inmediatez, la dispersión a corto plazo es un obstáculo y a largo plazo es hacer un máster.

Aunque hay cosas que sí me ayudan en función del proyecto en el que esté trabajando, que pueden ser de tres tipos: escritura, diseño y fotografía.

Para mí, cualquier trabajo creativo debe tener como rutina VIVIR, con toda intensidad. Eso ahora es más difícil. Fracasar, sentir, equivocarse, querer, escuchar, ver otras vidas…

En la escritura hay dos cosas que sé que me van a ayudar a escribir un texto, aunque en algunas ocasiones el esfuerzo por mi parte es mucho mayor que en otras. Una de ellas no depende directamente de mí: hablo de las emociones y sentimientos fuertes y repentinos que surgen de una ruptura, de una pérdida, un anuncio…

En esos casos, “vomito, vomito, vomito” todo lo que se me pasa por la cabeza. Ahí sale todo lo que eres. Sin filtros. Sin normas gramaticales. Cuando plasmas todo lo que has vivido en primera persona se nota la realidad, se nota que te ha salido de verdad y no lo puedes ocultar. Dices burradas, lo escribes mal porque repites palabras, te saltas las comas, los acentos, porque vas atropellada, pero se nota que está cargado de verdad y lo transmites.

Y eso, para mí, es lo que hace un texto mejor. Más tarde vuelvo sobre él para reescribirlo, corregir o cambiar alguna palabra, pero lo cierto es que siempre son esos en los que hay más verdad.

la rutina creativa de pilar franco

Tan importante es dejarse llevar por el impulso de las emociones como encontrar otras vías o métodos que ayuden a escribir incluso en los momentos de menor inspiración, porque los encargos de escritura tienen detrás un guión, un brief, con los que no siempre una se siente identificada. Y para mí ese “segundo método” es leer antes de sentarme a escribir. Pero leer para rememorar. Es decir, leer y darle caña a la memoria. Al universo personal que yo, como todos, llevo dentro.

En este mundo de inmediatez, la dispersión a corto plazo es un obstáculo y a largo plazo es hacer un máster.

En mi caso, es la poesía lo que dispara el clic, porque la poesía lleva música dentro, mucho ritmo, te llena de sinfonías. Si no, la lectura de prosa poética, como los relatos personales de Aramburu o los cuentos más mágicos de Millás. En momentos de bloqueo, siempre abro un libro. A veces el mismo una y otra vez. Con un libro y tu memoria, el potencial narrativo es infinito. Vivir para contarla, que decía García Márquez. Haber vivido, viajado en trenes de tercera, sentido el fogonazo del amor, el dolor de perder a alguien, el aprendizaje de haberte caído, de haber hecho el ridículo, de que te haya cantado tu abuela en un baño de azulejos beige, mientras te peinaba, haber sentido lo que es la amistad más sólida, que tanto enseña… porque, si no has vivido nada, ¿de qué vas a escribir? Aparte, es la mejor forma de adquirir nuevo vocabulario. Una no es consciente de lo reducido que es su vocabulario hasta que lee o abre el diccionario.

Para los proyectos de diseño y fotografía: buscar constantemente referentes. Awwwards, Designspiration, It’s nice that o Pinterest, donde también encuentro muchas ideas para arrancar… Instagram lo consulto mucho, y es un problema porque a veces se convierte en una fuente en la que hay mucha repetición. En el ámbito de la fotografía siento que estoy en una fase de aprendizaje. Muy divertida, porque no me pongo límites. Pienso: me gusta esto y voy a aprender a hacerlo. Busco estilos de todo tipo de fotografía para saber ejecutarlos técnicamente y en ese camino estoy: en el de encontrar mi propio lenguaje fotográfico para, como en la escritura, conocer la historia que quiero contar. La buena.

En los proyectos de diseño gráfico es en los que más me encuentro con esa dispersión de la que hablaba al principio. Me nutro de referencias y luego, cuando encuentro la idea que quiero desarrollar, durante el proceso, acabo sacando mil puntas, mil posibilidades. Por ejemplo, a menudo, cuando creo una identidad visual terminan saliendo otras 20 en el camino. Eso tiene su parte mala, claro, ¡hay que elegir y descartar!, y otra buena, ¡cuánto he descubierto en el proceso!

¡Muchas gracias a Pilar por habernos contado su rutina creativa y por aportar tanto a esta sección! Si queréis saber más de ella, podéis seguirla en Instagram.

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