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La carnicería de Salamanca: la expansión de un negocio familiar centenario

Esta podría ser la antihistoria de alumno, incluso resultar inverosímil y, sin embargo, nos ha parecido una de las más realistas y emocionantes que nos habéis contado en mucho tiempo. Así saltó de un pueblo a toda España un negocio familiar centenario a través de Internet: La carnicería de Salamanca.

La carnicería de Salamanca: la expansión de un negocio familiar centenario

Esta podría ser la antihistoria de alumno, incluso resultar inverosímil y, sin embargo, nos ha parecido una de las más realistas y emocionantes que nos habéis contado en mucho tiempo. Así saltó de un pueblo a toda España un negocio familiar centenario, a través de Internet y un curso online de SEO: La carnicería de Salamanca.

Hace ya algunos meses recibimos un mensaje privado a través de Instagram del perfil de La carnicería de Salamanca; lo escribía María Hernández, encargada de gestionarlo, y nos decía, literalmente: “resulta que vendemos tuétano a toda España gracias a vuestro curso online de SEO”. Imposible olvidar un mensaje cuanto menos llamativo, así que cuando empezamos a organizar el calendario del blog de esta temporada decidimos escribirles para que nos contasen su historia y nos ayudasen a contarla. ¡Y resulta que la historia detrás del mensaje era aún mejor!

Para que nos situemos: la primera carnicería de esta familia la fundaron los bisabuelos de María Hernández en 1890, en Peñaranda de Bracamonte, un pueblo situado entre Madrid y Salamanca. ¡Sí, hace casi 120 años! Y hoy en día no sólo continúa y ha crecido, si no que vende en toda España a través de su tienda online. Pero hemos preferido que sea María la que nos cuente la historia:

“Mi padre, Guillermo, siguió con el negocio de sus padres, que a su vez habían heredado de mis bisabuelos. Ellos abrieron en 1890 una carnicería en Peñaranda de Bracamonte, un pueblo que puede que os suene porque está en el trayecto que une Madrid con Salamanca.

“Mi padre ha vivido toda la vida encima de la carnicería de sus padres, en la plaza del pueblo. Es indescriptible el olor al traspasar esa puerta; no sólo huele que alimenta, como os podréis imaginar. Huele a tradición y a familia.”

Como su padre, María y Estefanía han sentido como propio el negocio familiar; al fin y al cabo, es donde han crecido, donde trabajaban Guillermo y su mujer, Mª Paz, y donde les dejaba cada día el autobús del colegio. “Conocemos a cada una de sus clientas por su nombre y apellidos. A muchas las consideramos algo más que amigas, son como unas ‘tías segundas’ que nos han visto crecer. Nunca se han olvidado de nuestros cumpleaños y han celebrado con nosotras puestos de trabajo e incluso bodas. Aunque rondamos la treintena, para ellas siempre seremos ‘las niñas'”.

“Nosotras siempre hemos echado una mano, sobre todo en momentos de picos de trabajo, como Navidad. Nuestro plan de fiestas navideñas comenzaba siempre preparando la decoración de las tiendas. Y qué buenos ratos hemos pasado pintando hojas secas o dibujando estrellas de colores para decorar los escaparates”, recuerda María cuando nos explica hasta qué punto el negocio familiar es más que eso para ellas.

“Cuando empezamos la universidad (ADE y Periodismo), las clientas nos empezaron a preguntar qué pasaría con el negocio de nuestros padres. La verdad es que ninguna de las dos hemos podido responder a esa pregunta, hasta ahora.”

Cuando  las dos hermanas se trasladaron a vivir juntas a Madrid para ir a la universidad, los amigos que iban a su casa empezaron a preguntar por los productos con que les deleitaban en las cenas; después, sus compañeros de trabajo por lo que llevaban sus comidas en sus tuppers… Y así empezaron a recibir encargos de las carnicerías de sus padres. Esto no hizo más que abrir una nueva etapa en el negocio familiar, porque María y Estefanía vieron claro que su clientela podría ser mucho mayor porque el producto era muy bueno.

“Después se fue corriendo la voz y poco a poco se nos fue un poco de las manos. Además, nuestros padres llevaban años enviando pedidos a todo el país a clientes que conocían la carnicería y hacían los encargos por teléfono. La necesidad de una web de venta online era inminente. Le habíamos dado muchas vueltas a la idea de abrir una carnicería online y pedimos presupuesto a algunas empresas para que nos la hicieran, pero ninguna nos convenció: queríamos una web que transmitiera el cariño, el trabajo y la calidad de las tiendas de mis padres pero no encontrábamos manera. Si queríamos hacerlo bien, teníamos que hacerlo nosotras.”

En este punto es en el que algunos de nuestros cursos online han jugando un papel importante, como nos cuenta María. Concretamente, el curso online para aprender SEO, de Carlos Moreno, y ahora el curso online para saber hacer un plan de Comunicación para marcas de Mer Zubizarreta.

A día de hoy, en paralelo a sus trabajos, María y Estefanía se encargan de gestionar la tienda online de La carnicería de Salamanca, mientras Guillermo y Mª Paz se encargan de la gestión de la tienda online preparando cada envío “con el cariño con que lo han hecho siempre”.

“Ahora sí, tenemos una respuesta a la pregunta ¿vais a continuar con el negocio familiar?: Sí, no queremos que ese olor a tradición y familia desaparezca nunca. ”

¡Muchas gracias, María!

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4 respuestas a “La carnicería de Salamanca: la expansión de un negocio familiar centenario

  1. Me ha gustado mucho me he visto reflejada entre líneas, me ha emocionado.
    Ojalá vea vuestra continuidad muchos años. Ya sabes que contais con mi cariño y fidelidad

  2. Me encantó la historia. Que mejores recomendaciones que historias reales y de tradiciones de pueblo cómo está.
    Una consulta. Mencionó otro curso de e-commerce. Cuál es ese curso?

    1. Se trataba del curso de WooCommerce, pero actualmente no lo tenemos disponible 🙁