A la hora de hablar en público es muy habitual tener una serie de síntomas que indican desde un ligero nerviosismo hasta miedo o pánico. Esto puede suponer un pequeño problema o uno mayor, ya que se puede llegar a tener fobia a hablar en público (llamada glosofobia). En la mayoría de personas, el problema no suele pasar de un ligero tembleque en manos o piernas, tener la voz temblorosa o que perdamos la concentración y nos olvidemos de algo, pero esto es un problema a la hora de comunicarnos con el público, sobre todo dentro del ámbito profesional.
¿Qué podemos hacer para evitar sensaciones de miedo o ansiedad y lograr controlar los nervios? ¿Cómo mantener la atención del público y conectar mejor? ¿Qué habilidades deberíamos desarrollar? En el post de hoy queremos dar respuesta a esta serie de preguntas ¡Presta atención!
1. Cualidades a tener en cuenta para hablar en público
Aunque hay otras, estas habilidades son imprescindibles si queremos controlar los nervios al hablar en público. En todos los casos es posible entrenar para desarrollarlas e ir mejorando, poco a poco, a la hora de comunicarnos.
A. Claridad a la hora de expresarse
¿Sabes mucho de un tema? Está bien conocer el tema tratado a la perfección para controlar los nervios al hablar en público, pero también es esencial que nuestro pitch sea claro, conciso y que todo el mundo pueda entenderlo. No todas las personas que nos escuchen tienen por qué ser expertas en el tema… Recurre también a ejemplos, casos prácticos, metáforas, preguntas al aire y otras estrategias comunicativas o retóricas que puedan simplificar, agilizar y hacer más entretenido nuestro discurso.
B. Seguridad
A la hora de hablar en público es importante lanzarse sin miedo a fallar. Para mostrar seguridad en lugar de ansiedad y nervios es básico tener concentración y atención plena en nuestro discurso, sin distraernos en elementos o estímulos externos. No hay que imponerse presión extra pensando que lo tenemos que hacer todo perfecto. Se pueden cometer pequeños errores, simplemente hay que solucionarlos con naturalidad, reconociéndolo y quitándole hierro con algún comentario espontáneo y, si es posible, simpático.
C. Simpatía
Hilando con el punto anterior, la simpatía (y la empatía) también juegan un papel clave, en especial a la hora de captar la atención del público y que no se desconecten de nuestro discurso. Una buena estrategia es relajar la tensión con un comentario ingenioso o una broma en momentos que quieras que tu pitch cale profundamente. También en la introducción o al final (como luego veremos).
D. Expresividad
¿Cómo reforzar un nivel de atención de manera constante? Siendo expresivos. Podemos jugar con el volumen de nuestra voz, alternando entre un nivel medio y, cuando la ocasión lo requiera, subiendo un poco a un tono superior. Un tono alto constante, puede molestar, mientras que uno bajo puede hacer que no nos escuchen bien, que se aburran o que pierdan la atención por momentos.
E. Profesionalidad
Sin esto, las habilidades que hemos mencionado perderían todo su valor en el caso de que estemos dando un pitch en el ámbito de nuestro trabajo. Por eso, es importante mostrar una imagen competente, de persona eficaz, formada y con experiencia, además de ser honestos para crear un vínculo de confianza con el público.
2. ¿Qué hacer para vencer el miedo y controlar los nervios?
Al igual que las anteriores capacidades se pueden entrenar y desarrollar, podemos aplicar los siguientes tips como rutina previa de preparación de nuestro pitch.
A. Conocer bien el tema
Además de conocer el tema en profundidad, es importante prepararse el discurso, e incluso imaginarnos las posibles preguntas que nos van a hacer. Esto es la base para sentirnos seguros de nosotros mismos y controlar los nervios al hablar en público. Y, por supuesto, nos posicionará como expertos en el tema, con todo lo que eso conlleva.
B. Organización
Más que intentar reproducir un discurso palabra por palabra (que además no ayuda a ser y mostrarnos naturales), se trata de organizar todo en base a una estructura que visualizaremos mentalmente. Esto nos ayudará mucho, incluso si nos interrumpen.
C. Ayúdate de elementos audiovisuales
Esto tiene dos ventajas. Por una parte, para el público: los elementos audiovisuales ayudan a captar su atención, reforzando el mensaje y haciendo el discurso más llevadero. Por otro lado, quitan tiempo de hablar y nos permiten tener un apoyo en caso de que olvidemos algo importante. ¡Ah! Y no hay que olvidarse de revisar el vídeo y el audio antes de nuestro pitch para asegurarse de que no falle nada.
D. Interactuar
Involucrar a las personas que están en la sala escuchando hará que permanezcan en estado de alerta. Por eso, a veces es mejor hacer una pregunta o conocer la opinión de los presentes en la primera parte o entre medias de la exposición, en lugar de –como se suele hacer– al final.
E. Tener en cuenta el lenguaje no verbal
El movimiento físico ayuda también a la hora de dinamizar nuestro discurso y evita que decaiga la atención de los asistentes. Moverse a lo largo y ancho del espacio disponible, ayudarse con el lenguaje gestual de las manos y brazos, no mover demasiado las piernas, permanecer erguido y, muy importante, intentar mirar hacia distintas zonas de la sala (esto además ayudará a conseguir feedback).
F. Dar las gracias y bromear a la hora de acabar
Aquí entra en juego un poco de protocolo. Debemos mostrar formalidad al dar las gracias al público por su atención, podemos lanzar alguna broma para aliviar las tensiones o, si se da el caso, invitar al público a nuestra próxima charla.
Hablar en público no es fácil para la mayoría de personas pero, como ves, se puede mejorar mucho siguiendo nuestras recomendaciones. ¡A por ello!